Lo mejor de ser redondo

Manuel odiaba la escuela casi desde la primera vez que visitó una. No tanto porque fuera aburrida sino porque sus compañeros le inventaban un apodo diario. Desde Gori (por gorila) hasta Pooh (por Winnie), los apodos de Manuel eran cada vez más ocurrentes y, por consecuencia, más crueles. Llegar a clases y soportar tantos chistes […]

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