De Putas

La palabra puta me parece muy bonita, pero bastante menospreciada. Nunca he entendido la necesidad de andar puteando a las mujeres… 

Me tardé en notarlo, pero la verdad es que desde siempre he sentido una atracción cabronsísima hacia ese tipo de mujeres catalogadas como fáciles (CLICK). A partir de que noté y acepté lo anterior, he sido criticado y juzgado duramente por alegar que las llamadas putas suelen ser más respetables que las mujeres que dicen no aflojar tan fácilmente las nalgas.

No trato de decir que confíe ciegamente en ellas (las putas) sino todo lo contrario. ¿Cómo? Es simple: Ellas no fingen ni necesitan hacerlo. Cosa que para mí es bastante respetable.

Me parece absurda la gente que putea a las mujeres que cogen sin chistar, pero enaltece a los hombres que hacen lo mismo. No fingiré demencia… Yo también soy de los que usan mucho la palabra, pero no de manera despectiva; suelo decir: “Qué puta tan cabrona. Quiero”. Asimismo, pienso que los hombres que dicen con mucho odio el “Pinche vieja puta” no son más que pendejos que no supieron jugar como se debía —alguna vez me vi en una situación así, no les voy a mentir (CLICK)… pero aprendí.

Es por eso que hoy, querido lector, en mi labor como ayudante tratante de blancas, le traigo la respuesta para que aprenda a jugar como se debe:

No hay nada que ganar.

Confío en que entenderán lo que estoy tratando de decir. 

P.D.: Disfruté mucho leyendo sus comentarios en el post anterior (los leo siempre), pero sin duda quien mejor me regañó fue Antígona. Dense una vuelta y chequen su comentario, estuvo bueno. Los quiero… de putas.


ACTUALIZACIÓN:
Chéquense este post de Lua: CLICK.