Fantasías de un vagabundo

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Hace unos días conocí (o mejor dicho, vi) a una de las mujeres más hermosas del mundo. A pesar de que no creo en el amor a primera vista, desde entonces no dejo de pensar en ella y en el cliché de sus ojos, su boca y su lindo pelo. Su belleza hace eco en mi mente como si no tuviera nada mejor en qué pensar. Y es así: no tengo nada mejor en qué pensar.

Imagino nuestro futuro juntos y es lo mejor que podría pasar en una vida tan miserable como la mía. La Hermosa y el Don Nadie sería una historia capaz de inspirar las mejores películas de Hollywood.

Desde la primera vez que nuestras miradas se cruzaron, vivo esperando los breves momentos en que me cruzo con ella por la calle. Son lo mejor de mi día. Ella sabe lo que causa en mí, así que me sonríe como invitándome a decir algo; sin embargo, mi cobardía se impone.

En mi defensa, diré que más que cobardía, son mis ganas de hacer que nuestro primer encuentro sea inolvidable. Pero ya decidí no esperar más y, hoy, tras mi baño semanal, por fin le hablaré.

Y le diré: Hola, ¿cómo estás?
Y ella me dirá: ¿Por qué tardaste tanto?
Y yo le diré: Quería crear un encuentro perfecto.
Y ella me dirá: La perfección no existe.
Y yo le diré: Está en tu rostro.
Y ella me dirá: No digas eso si no lo crees de verdad.
Y yo le diré: Lo creo tanto que ni yo me creo.
Y ella me dirá: ¿Qué haces siempre aquí?
Y yo le diré: Aquí vivo.
Y ella me dirá: ¿En la calle?
Y yo le diré: Sí, no creo en las cosas materiales.
Y ella me dirá: ¿En qué crees, entonces?
Y yo le diré: En tus ojos.
Y ella me dirá: Mis ojos cuentan las mejores mentiras.
Y yo le diré: Hoy no.
Y ella me dirá: ¿Por qué no?
Y yo le diré: Porque hoy hablan de nuestro secreto.
Y ella me dirá: ¿Qué secreto?
Y yo le diré: Nuestra historia de amor.
Y ella me dirá: ¿Cuál historia?
Y yo le diré: La que escribiremos juntos.
Y ella me dirá: Vas muy rápido.
Y yo le diré: Voy al ritmo de la vida.
Y ella me dirá: Tienes una respuesta para todo.
Y yo le diré: Para todo menos para tu belleza.
Y ella me dirá: ¿Siempre eres así de cursi?
Y yo le diré: Sólo contigo, porque antes de ti no sentía nada.
Y ella me dirá: Ya basta.
Y yo le diré: Está bien.

Y entonces me besará.
Y entonces nos besaremos.

Y tras el beso, ella me dirá: ¿Entonces?
Y yo le diré: ¿Entonces, qué?
Y ella me dirá: ¿Vamos a un lugar más privado?
Y yo le diré: Pero ni siquiera sé tu nombre.
Y ella me dirá: Los nombres sólo ensucian el significado real de las cosas.
Y yo le diré: Me llamo—
Y ella me interrumpirá: No te llamas nada, ni yo tampoco.
Y yo le diré: Está bien, no tengo nombre.
Y ella me dirá: Sí lo tienes, pero no para mí.
Y yo le diré: Pero te amo y quiero nombrarte.
Y ella me dirá: El amor no existe.
Y yo le diré: Sí, aquí lo tengo.
Y ella me dirá: No tienes nada, es la magia de vivir en la calle.
Y yo le diré: Por eso te amo.
Y ella me dirá: ¿Nos vamos o no?
Y yo le diré: Vamos.

Y entraremos en el hotel más cercano.
Y cogeremos como dioses.

Y ella me dirá: ¿Usaste condón?
Y yo le diré: No.
Y ella me dirá: Mala suerte para ti.
Y yo le diré: ¿Por qué?
Y ella me dirá: Porque tengo VIH.
Y yo le diré: Está perfecto.
Y ella me dirá: ¿Cómo así?
Y yo le diré: Desde el primer momento en que te vi, supe que algo nos uniría para siempre. Hoy lo compruebo.
Y ella me dirá: Casémonos ya.
Y yo le diré: No creo en el compromiso.

Y ella se reirá.
Y viviremos felices hasta morir miserables. Pero juntos.

FIN.