Hoy… HOY más que ayer…

 ATENCIÓN: Post terapéutico.

Te encabronas, gritas, pataleas y me regañas por algo que no fue mi pinche culpa. Me preguntas “¿Qué hago? Dime tú, ¿qué hago?”, una y otra vez. Te contesto y te emputas más. Sigues chingando. Te vuelvo a explicar que no fue mi culpa. Me estás haciendo emputar. Ok, entonces sí… si eso quieres, acepto que fue mi culpa. ¡Ooooh que la pincheverrrga! ¡Ni así te calmas!. Te vuelvo a explicar cómo estuvo el pedo. No me crees. ¿Que lo hice adrede? No mames, cómo crees… ¡Oooh que nooo!… ¡Que noooo!… ¡¡¡CHIINGADAMAADRREEE, enconces SÍIII!!!… Te emputas más, pero ya no sabes qué decir… Ok, ya encontraste qué decir… Ya me hiciste emputar… Ya estamos discutiendo… Ya me emputé más… Sigues chingando… Ok, ya estamos igual de encabronados…  La discusión ha llegado a un punto en el que ya nomás los chingadazos podrían arreglar el pedo. Justo ahora te soltaría el primer putazo, pero algo me lo impide…  Ya sé qué es… Somos hermanos, pendejo… Ya te mandé a la mierda… Me voy antes de que olvide lo que me impide hacer lo que quiero hacer.

Por lo anterior y muchas cosas más, hoy —aunque sea la misma—…

¡HOY CHINGATODATUPINCHEMADRE MÁS QUE AYER!

P.D.: Seguimos con nuestra programación habitual, público conocedor. Los quiero… dando la paz.