Mentiras disfrutables…

I
Todo el mundo dice que odia las mentiras, aunque lo único cierto es que todo el mundo miente… Todos en algún momento hemos dicho que preferimos la verdad —”por más fuerte que sea”— más que cualquier cosa: MISGÜEVOSPARDOSQUÉ.

II
Películas, libros, música, pinturas, televisión, internet… Nombren cualquier tipo de cosa que sea disfrutable y notarán que todas tienen algo en común: SON MENTIRAS BIEN HECHAS.

Sí, sí, ya sé que me van a decir que son cosas muy diferentes, pero la verdad es que todos nos refugiamos en ellas cuando nuestra realidad se ha invadido de verdades “fuertes” y culeras.

¿No? Mienten. 

No estoy hablando de que evitemos la realidad definitivamente, hablo de que nos refugiamos mientras conseguimos el valor para salir y enfrentar el pedo.

III
“El amor” merece mención aparte por ser la mentira de la mentira de la mentira… y ya. Aquí cada quien sabe que miente, pero se niega a aceptarlo; por eso es que “duele” tanto cuando la verdad les cae de chingadazo. Dicha verdad no es más que el “Chingadamadre, siempre lo supe. No lo vuelvo a hacer…” y entonces el especimen recurre al punto II.

Algunos ejemplos de cuando uno podría recurrir al punto II: cuando uno cree que es realmente bueno en lo que hace y se encuentra con alguien que lo hace mucho mejor; cuando uno obtiene lo que tanto buscaba y ya no lo quiere;  cuando llega un hermano menor; cuando los charolastras dejaron de hablarse; et-cé-te-ra.

IV

—¿Seguro que eres capaz de ser fiel?
—Seguro.
—¿Prometes serme fiel?
—Lo prometo.

—¿Por qué lo hiciste?
—No sé.
—Pero… me habías prometido lo contrario.
—Lo sé.
—¿Y ahora?
—Tú sabrás.

—Está bien buena esta película. Deberías checarla.
—¿Y Julián?
—No sé, hace dos días que terminamos.

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¿Se entendió? Eso espero.

P.D.: El punto IV fue meramente ilustrativo, lo juro. Los quiero… disfrutando las mentiras.