¡Soopas!…

ADVERTENCIA: Post terapéutico. Estimado lector, ya sabe qué hacer en estos casos…

Es bien sabido lo que pensamos en este blog con respecto al trabajo y al encontrarle un rumbo a la vida. Si no se acuerda, puede ver echar un ojito AQUÍ, ACÁ o AQUÍ.

Desde siempre, he dicho que en la vida hay de dos sopas: La que te quita el hambre, pero te deja enojado; y la que te gusta mucho, pero te deja con hambre. Con cualquiera de estas sopas, irremediablemente siempre se debe tomar una simple decisión: Te la comes o no te la comes (sin albur, cerdos). 
—#Tumeromoleísmo

Si me siguen en el twitter ya se habrán dado cuenta de lo mucho que me molestaba mi empleo. Y así era, me la pasaba de mal humor y buscando pleito a la menor provocación (fuera de la oficina, eso sí). Es por eso que ayer, decidido a dejar de comerme aquella sopa que (todavía, pero no por mucho tiempo) me hace enojar, renuncié a mi empleo sin contratiempos (para mí). Me pidieron que me quedara otras dos semanas, les dije que nomás una.

¿Por qué renuncié? Por intolerante:
No soporto la pendejez que no es mía y mucho menos que me regañen por eso. Me caga la idea de trabajar en sábado. Odio que me molesten después de mi “horario de trabajo”. Y, sobre todo, detesto que la gente piense en el clásico-y-estúpido “como yo pago, te callas”… Pendejosss, por eso y varias cosas más: Quédense con su jodido dinero.

No sé qué haré, no sé dónde puedo comer esa sopa que SÍ me gusta, no sé si me irá mejor… No tengo puta idea de qué camino tomaré ahora: sólo sé que estaré más tranquilo y eso para mí vale más que cualquier sueldo.

En resumen, decidí renunciar antes de convertirme en uno de esos seres que se quejan de tener lo mismo todo el tiempo, pero que hacen lo mismo todo el tiempo. (Algo así como lo que dice Loops.)

Como sea, si usted, apreciadísimo lector, tiene alguna oferta de empleo para mí, siéntase libre de mandarme un email o agregarme al mensajero:

¿Para qué soy bueno? Ni yo sé. Eso es bueno, ¿no? (Además, sólo hago esto para poder decir: “Ya estoy buscando empleo“.)

En fin, sé lo que me gusta y sé lo que quiero: Con eso basta, ¿no?… Ok, tal vez no, pero —por alguna extraña razón— confío en que me irá bien. Mientras eso pasa, me limitaré a decir/cantar: Hakuna Matata.

Señoras y señores, a partir de este sábado seré libre, escúpanme por ser un miserable tranquilo… y después invítenme unos tragos.

P.D.: El término tumeromoleísmo es cortesía de la señorta pelisss (futura “Doña Mezcalito”). Los quiero… renunciando y aplaudiendo.