No encuentro otras palabras…
Confieso que, por más que lo intento, no puedo sacarte de mi mente. Al despertar, durante todo el día y al dormir: pienso en tí.
Razones ajenas a mi entendimiento, hacen que me confunda cada vez más y no me impiden ser capaz de averiguar en qué momento comencé a quererte para mí.
He tratado de buscar las palabras indicadas. Sinceramente, no sé cómo decir lo que quiero decir. Estoy harto de fingir que no pasa nada. Quiero que sepas lo que siento y que ya no puedo, ni quiero, seguir ocultando. Te has convertido en la razón principal para el desgaste de mi pensamiento.
Pienso una y otra vez en las posibilidades que hay de que me puedas corresponder, y según mis cálculos… no sé nada de probabilidad. Aún así, he decidido confesarte lo que siento.
Estoy seguro de que lo que me encuentro a punto de pedirte, te lo han dicho ya de una y mil maneras. Sin embargo, confío en que nadie ha tenido el valor para decírtelo de una manera tan directa y sin inventar poemas baratos para convencerte.
Gracias a tí, he descubierto que el imaginarte desnuda es una de las mejores funciones con las que cuenta mi cerebro…
Te diría que te amo, pero eso sería mentir. Asimismo, sabes que el romanticismo no es lo mío; apenas te conozco y quisiera conocerte más…. Es por eso que hoy, a falta de una mejor manera para decirlo, te pregunto sin rodeos:
¿Quieres coger conmigo?
Sin más por el momento, espero tu pronta respuesta… Tú decides cómo, cuándo y dónde.
Te mando un fuerte arrimón.
P.D.: ¿De verdad alguien se lo creyó por un momento? Los quiero… fornicando.