Everybody lies…
Mientras me rascaba las gónadas, recordé:
Ella: Apoco no blah blah blah blah?…
Yo: Nah, no mames. Yo no creo, blah blah blah blah…
Ella: Pero es que blah blah blah blah….
Yo: No chingues! Eso no puede ser porque blah blah blah blah…
Ella: Pues entiende! Blah blah blah blah…
Yo: Nel, no mames. Eso no puede ser, ya te expliqué por qué…
Ella: ¿Y así nomás, ya? ¿Por tus puros güevos?
Yo: A gggggüevo!
Ella: ¿Sabes cuál es el problema aquí?
Yo: … [Inserte mirada inquisitiva]
Ella: Que a tí te encanta tener la razón y a mi me exxxciiiiita tener la razón, por eso siempre estamos discutiendo.
Yo: Aaaahhh! Entonces no hay pedo: [Inserte mirada libidinosa] Ahora que lo pienso mejor, tienes toda la razón…
Ella: Ash! Contigo no se puede hablar en serio!
Yo: [Inserte sonrisa de niño estrenando juguete]
Después de un argumento tan convincente (y ya calmada la erección), me propuse hacer un experimento…
Desde aquella conversación, le he dado la razón en bastantes cosas —sin ser tan obvio, claro está— y, hasta la fecha, nunca la he visto jadeando ni ardiendo en sus laureles. Por lo que me hice algunas preguntas:
¿Será que mi sex appeal, ahora sí, es nulo? ¿Qué debo hacer? ¿Hacerle ojitos mientras le doy la razón? ¿Soplarle al oído justo después de haberle dado la razón? ¿Tocarle una teta mientras discutimos? ¿Preguntarle si voy por buen camino? ¿Decirle que la amo mientras le doy la razón? ¿Darle un masaje mientras discutimos? ¿Regalarle un brillante después de haberle dado la razón? Nada de eso, estimados lectores y lectoras… Después de meditarlo mucho tiempo, saqué mi conclusión:
P.D.: No, no es mi novia; pero sí me gustaría tenerla rebotando en mi cama…. finíiiisssimo.