Pleito: Aristóteles vs. La Virgencita de Guadalupe

O bien: ¿Cómo hacer requeteencabronar a la Virgen de Guadalupe?

ADVERTENCIA: Post largo. NO terapéutico. Posiblemente catalogado como misógino. Pero, eso sí, ha sido creado sin la más mínima intención de ofender a nadie, aunque podría herir susceptibilidades. Advertidos están, público conocedor.

Lo que aquí se plasma es lo que fue una batalla lírica-épica, tal cual la presencié en mi sueño, entre el misógino Aristóteles y la sumisa pero feminista Virgencita de Guadalupe.

Para entender el por qué de este pleito es necesario recordar el chiste de Aristóteles y la contestación de la Virgencita, en donde queda claro que a la morenita del tepeyac no le hizo ninguna gracia el chistorete que hizo nuestro filósofo misógino. Por lo que días después de los chistes, ambos se encontraron en un sueño que tuve y la conversación inició más o menos así:
Confieso que a mí también me sorprendió la respuesta dada por la madre de Dios; ya que, según tengo entendido, ella es católica… muy católica… y en esa religión el perdón es fundamental. Pero bueno, hubieran visto la cara de Aristóteles, no tuvo precio; creo que hasta los güevos se le subieron a la garganta.

Después del diálogo inicial vino lo mero bueno, una disputa en donde la Lupita dijo cosas que ni a mí se me hubieran ocurrido. Sin más, les dejo el desarrollo de la disputa para que ustedes saquen sus propias conclusiones y trataré de no omitir ningún diálogo. He aquí:

Aristóteles: Pero… ¿Por qué tan agresiva, mi Lupis? Fue sólo un chistorete.
Virgencita de Guadalupe: Ándate a la chingada! Y no me digas Lupis, cabrón!
A: No entiendo por qué te alteras tanto, además… no dije ninguna mentira.
VG: ¡¿Cómo que no?! Las mujeres no se casan de blanco para combinar con los electrodomésticos, pendejo!
A: Ahh no? ¿Entonces por qué?
VG: Pues para representar la pureza, la virginidad, el día en que la mujer se viste de bandera blanca para ponerle fin a la guerra del celibato.
A: ¡Aaaaayyyy no mames, Guadalupe! Jajajajajajajaja….
VG: ¡¿De qué te ríes, puto?!
A: Pus de que eso ya no existe en este siglo. La “guerra del celibato”, como tú la llamas, se termina en promedio a los catorce años cuando las muchachonas dejan que la pasión se chingue al celibato… Ponte abusada!
VG: Ash! Ppp… ppp… pppues igual y sí… pero eso no implica que se casen listas para ser amas de casa.
A: ¿Aaaapoco tú trabajabas cuando estabas con José?
VG: Ehhhmm… esteehhmmm… pues no, pero eran otros tiempos.
A: ¿O sea que te ocupabas del hogar?
VG: …. (aquí la Virgencita ya traía una cara de enojo que un güevo podría haberse freído en su cabeza)
A: Pregunté que si te ocupabas del hogar…
VG: Aaaaayyyyyymmechocas!! Pues sí, me hacía cargo del hogar y de cuidar al mesías. Pppper….
A: (Interrumpe) Naaada naaada! Ya te chingué…
VG: ¡Estás pendejo! A mí nomás me ha chingado el espíritu santo. Además, no era ama de casa por gusto… bueno… sí…. pero no…
A: Aaahh chingá! ¿Y eso cómo está eso?
VG: Pues no había posibilidades para mí. En esos tiempos no existían cosas como los price shoes, el fuller, el avon, el tupperware y ni hablar de un herbalife… En fin, tantas cosas para que las mujeres de hoy se sientan útiles y sean capaces de mantener un hogar.
A: JAJAJAJAJAJAJAJA! De veras que eres graciosa, morena.
VG: ¡¡¡Ashhhhhhhh ¿Ahora de qué te ríes, pendejete?¡¡¡
A: Pues de que tú solita te la aplicas, me sigues dando la razón. Dijiste para que “se sientan útiles”, y es así… Una mujer fuera del hogar sólo puede “sentirse útil”, nunca “ser útil”. ¿Capito?
VG: Hijodetupinchegriegamadre!!
A: Qué grosera resultaste, eh.
VG: Soy mexicana, puto, ¿qué esperabas?.
A: Uhhh… touché!
VG: ¡No me hables en inglés!
A: Es una palabra francesa, mi estimada.
VG: Estimadamente chiquita tienes la riata, pendejo!
A: A ver, por qué no te tranquilizas… Venga, respira conmigo: uno….
VG: ¡Chingasatumadre! Para mí que eres un puto en toda la extensión de la palabra y buscas rebajar a la mujer porque crees que así serás más hombre, pendejo. Así que ahí te va una mala noticia, ni siendo el hombre más hombre aguantarías tanto dolor como aguanta una mujer, putete.
A: Aaaay sí! ¿Como qué tipo de dolor?
VG: El de un parto, pendejo.
A: Bueno, tienes razón.
VG: Estás pppen… ¿Qué?… ¿Que tengo razón?
A: Sí, ni yo ni ningún otro hombre podría aguantar un dolor de parto, ¿y sabes por qué?
VG: ¿Porque somos más cabronas?
A: Jajajaja… no.
VG: ¿Porque son rejotos?
A: Tampoco.
VG: Aaah chingá! ¿Entonces por qué?
A: Pues porque la mujer se prepara toda una vida para ese momento.
VG: Aaay sí, tú. ¿Por qué dices eso?… Y cuidadito con contestar alguna de tus chingaderas.
A: Fácil. Porque las viejas están hechas pa’ sufrir. Por eso es que son capaces de alardear tanto cuando un hombre se queja de algún dolor, diciendo “aay los hombres ni aguantan nada, cualquier dolorcito y sienten que se mueren”. Pues a güevo, los hombres no estamos hechos pa’ sufrir, las viejas sí.
VG: Hiiiiijodelachingada…
A: (Interrumpe) Espérame, déjame explicarte.
VG: Aaaa ver, vamos a escuchar lo que tiene que decir un güevón con licencia para echar la güeva, alegando que su oficio es el de pensador… entiéndase filósofo.
A: Yyyyy… Ésa estuvo buena, tengo que aceptarlo. ¿Me das un beso?
VG: Ándatealachingada! ¿No que te ibas a explicar?
A: Ah, sícierto. Para mi explicación tomaré en cuenta factores físicos y sociales. Es probable que se me escapen muchas cosas y me equivoque en otras, pero a grandes rasgos, ahí te va… La mujer está hecha para sufrir desde niña ya que tiene que cambiar pañales ficticiamente cagados desde su primer nenuco, después vienen los celos hacia el padre, después la llegada al kinder donde sufre los jalones de cabello, después tiene que aprender poco a poco a realizar labores del hogar y una infinidad más de cosas que hacen mientras los niños sólo se dedican a jugar. Hasta aquí queda claro que la mujer va siendo acoplada al hogar desde niña, contra su voluntad.
Pero ahí no se termina. Una vez librada su infancia llega la adolescencia, en donde les llega lo mero bueno: el primer periodo, mismo en el que sienten que se mueren pero no se mueren; conocen los cólicos, las náuseas, los bochornos, cambios de humor, etcétera. Una vez asimilados los días de trueno conocen la vanidad, que se traduce en el dolor al depilarse, estresarse por no saber qué ropa vestir, las preguntas del tipo “me veo manchada?”, la envidia entre mujeres, el sentirse feas, los embarazos no deseados, el no poder coger para no sentirse putas, el llanto por el hombre que sólo quiere su cola, las borracheras y la envidia hacia el hombre al no poder orinar en donde sea, etcétera. En fin, sufren por vanidosas y por mero masoquismo.
VG: ¡Qué bien conoces los síntomas! Que se me hace que eres un putito transexual…
A: Ja ja ja… Qué graciosa, continúo. Otra de las cosas que dejan claro que una mujer está hecha para sufrir es: el dolor de la primera vez, las compadezco… aunque podría ser peor. El dolor de la primera vez, para muchas, a veces podría prolongarse nueve meses si es que los cinco minutos de placer con su machito alcanzaron pa’ que resultara embarazada y sin poder abortar.
Pero no acaba ahí. Una vez superado el dolor de la primera vez y agarrarle el gustito al palo. ¿Qué crees? No le pueden dar vuelo a la hilacha como se debe debido a la sociedad en la que se vive. Si se atreven a coger aquí y allá, entiéndase disfutar de su sexualidad abiertamente, corren el riesgo de ser tachadas como putas, cosa que a pocas les gusta. En éste punto pienso que cada quien puede hacer de su culo un papalote, si quieren coger pos que cojan. Aunque aquí viene otra cosa, es un pedo que disfruten realmente a la hora de tener sexo, pocos saben llegarles al punto G. Por lo que… la falta de orgasmo durante sexo se traduce en… sí, sufrimiento.
VG: Aaaaayyy qué cosas dices! El aborto es pecado,a demás de que el sexo hasta el matrimonio y sólo para procrear. Por lo que el embarazo es una bendición de Dios.
A: ¿Ves? Ni entre viejas se apoyan. Tocando el punto social, no olvidemos que están condenadas a ser señaladas toda su vida por culpa de Eva, quien fue la causante de que nos expulsaran del paraíso (si es que el paraíso existió). Qué bueno que tocas el tema del embarazo ya que, aunque lo hagan con gusto, el cargar nueve meses con una panzota después de tanto preocuparse por no verse gordas, las estrías, los cambios de humor, el dolor en las piernas y espalda, etcétera… no puede ser más que sufrimiento, igual y enalteciéndolas como luchadoras y campeonas, pero sufrimiento al fin.
VG: Eva sólo quería alimentar a su hombre, no mames. Además yo no sufrí para tener a nuestro Jesús, pendejo.
A: Haiga sido como haiga sido, Lupe…
VG: Éeeeeeeeeepale! Se dice “haya”, pendejo.
A: Te hablaba en tu idioma…
VG: Pinche ardido.
A: Ya pues, la cagué.
VG: Así me gusta, pocosgüevos.
A: En fin. como te darás cuenta: Un dolor de parto, no es nada comparado con todo el historial de sufrimiento al que están y estarán sometidas durante su vida. Ya que aparte de tener al hijo; se tienen que rifar el olor a caca, las malas contestaciones, los pleitos por los permisos, la novia-novio que les cae mal, las infidelidades del marido, etcétera. Y una vez pasado todo esto; les llegará la menopausia, tendrán que soportar el sentirse viejas y el aguantar un marido impotente (en caso de que sigan casadas). Es decir, más sufrimiento.
VG: ¿En caso de que estén casadas? Pues claro que se tienen que casar, promiscuo.
A: El matrimonio es uno de los peores sufrimientos para la mujer, pero de ése ya te hablaré luego.
VG: Luego no volveremos a hablar, tu ahoritita te me vas a la chingada.
A: Pero… ¿Qué? ¿No vas a decir nada?
VG: No tengo nada qué decir. No puedo confiar en las palabras de un hombre pagano, como tú.
A: Éjele! Mi Lupe, te acabo de chingar.
VG: No caeré en tu juego, además… no sé qué harían los hombres sin la mujer.
A: Yo sí sé.
VG: ¿Volverse putos? Tú ya eres…
A: Nel…
VG: ¿Tons qué harían?
A: Domesticar a otro animal. Jijijiji.
VG: Hiiiiiiiiiiiiiijodetupppppputamadre!! Pero vas a ver, ésta me la pagas. Ya regresaré con mi análisis sobre los hombres.
A: Ya, mi Lupis, la venganza nunca es buena mata el alma y la envenena. Además fue otro chistín, nomás. Yo aprecio mucho la labor de las mjeres sólo quería molestarte, no te enojes. De verdad que no quise ofenderte, te ofrezco una enorme disculpa.
VG: Métete tu enorme disculpa por tu enorme culo, maricón… Y ya te dije… ÉSTA ME LA PAGAS.
A: Sin rencores, querida.
VG: LAVERGALAVERGA!!!

La Virgencita estaba que echaba humo, más de una vez estuvo a punto de cachetearse al güevón con licencia. Yo creí que sí le ponía una santa madriza, con eso de que es cinta morada, pero como que algo la detenía. Se desapareció sin decir más, dejó a Aristóteles con la mano extendida y la palabra en la boca, hasta le escupió en la cara.

En fin, yo espero con ansias el momento en que la Virgencita se saque el coraje que le hizo pasar el Aristóteles. Yo por lo pronto prefiero esperar la respuesta de la morenita del tepeyac, antes de declarar ganador al filósofo misógino.

Y ustedes… ¿Qué opinan?

P.D: Si tienen quejas, sugerencias o mentadas; pueden
decírmelas y yo se las haré llegar a Aristóteles en algún sueño futuro.