Ganamos como nunca
La polémica participación de México en la última Copa Oro ha dado paso a un fenómeno muy extraño: el ser campeones deseando no serlo. ¿Por qué? Porque no lo merecemos, punto. ¿Y desde cuándo el mexicano se niega a celebrar algo (por mínimo que sea)? Eso es lo hermoso, nos negamos a ser el tuerto pendejo en desventaja contra el ciego y que a pesar de ello se vuelve rey.
Sorprende que hoy nuestra indignación no sea porque perdieron como siempre sino porque ganaron como nunca: jugando pésimo, ayudados por el árbitro, levantando arrogantes una copa mal ganada y poniéndonos en vergüenza ante las trescientas personas de audiencia que tiene un partido de la Copa Oro. Eso no se hace.
Por si fuera poco, el alguna vez adorado y admirado Piojo Herrera derrama el vaso de la indignación golpeando a un comentarista que se atrevió a cuestionar sus habilidades como capitán de un barco que desde hace tiempo perdió el rumbo. Maldita sangre latina.
Hoy aplaudimos que corrieran al técnico por su actitud de cabaretera, lamentamos que Guardado no fuera un caballero fallando aquel penal injusto y reprobamos la actitud de Giovani Dos Santos publicando una foto borracho bajo el concepto “haters gonna hate”.
Y mientras esto pasa, muchos elevados de pensamiento se ofenden y argumentan que “sólo es futbol” y mejor deberíamos preocuparnos por la situación actual del país, donde hay cada vez más pobres, donde los gobernantes tienen nula vergüenza y donde la delincuencia organizada se adueña de la Patria. Incautos, creen que el futbol nos tiene adormecidos cuando en realidad nos tiene más despiertos que nunca, recordándonos que aún somos capaces de sentir indignación ante la falta de justicia, misma contra la que ya parecíamos estar anestesiados.
Por eso estamos tan enojados, porque se ha manchado lo más sagrado que teníamos: la esperanza de sentir que aún podemos ser como los países de primer mundo, donde las cosas se consiguen por mérito propio y no gracias a la corrupción. Por eso aplaudo nuestra congruencia, donde odiamos perder injustamente, pero más odiamos ganar así.
Hoy la pelota se manchó, pero estamos dispuestos a limpiarla. Hoy aplaudo que sintamos tanta vergüenza y le agradezco al futbol despertarnos de nuevo, lo necesitamos más que nunca para recordarnos que se puede salir adelante.