Zapping Neuronal
Te encuentras leyendo un libro en lo que consideras su parte más interesante. “Tengo ganas de orinar”, piensas. Intentas aguantar un poco, pero no puedes ni leer media página más. Te paras y te diriges al baño a vaciar la vejiga. Terminas, sacudes y el sonido del agua cayendo mientras te lavas las manos te recuerda que hace dos capítulos tenías sed. Entras a la cocina y te sirves un vaso con agua; mientras lo sirves, alcanzas a ver una mandarina. No sabes qué piensas, pero la tomas y te sientas en la sala para descascarearla. El sonido del silencio te aburre y decides encender el televisor mientras terminas de devorar tu mandarina. Listo, es hora de tirar los residuos de cáscara: te diriges nuevamente a la cocina para hacerlo y descubres que olvidaste beber el vaso de agua por el que fuiste en primera instancia. Te calmas una sed que ya habías olvidado tener y recuerdas que estabas leyendo. Regresas rumbo a tu cuarto, pero antes debes hacer una pausa en la sala para apagar el televisor. Ahora no encuentras el puto control remoto. Chingao. Justo cuando aparece el control, pasa algo en la televisión que captura tu atención. Te sientas un rato mientras terminas de ver eso que te interesó.
Sin darte cuenta, ya perdiste una hora haciendo zapping frente al televisor.
“Ahcabrón, yo estaba leyendo”, reaccionas. Entonces por fin apagas el televisor y te diriges a tu cuarto. Tomas tu libro, te pones cómodo y lo abres, con todo el interés del mundo, en la página donde habías puesto pausa para ir a orinar para después tomar agua para después devorar una mandarina para terminar viendo televisión… “Ay, ya me perdí”, piensas, y te regresas un par de páginas para recordar y retomar el ritmo de lectura.
Avanzas un par de líneas y suena tu celular. Es un mensaje de la Esaquequiénsabeperotegusta. Que vio una película y se acordó de ti por nosécuál personaje, dice. Sueltas el libro y buscas en tu computadora el título de la película “para que se vaya descargando mientras sigues leyendo”, te mientes.
Sin saber cómo, ya estás leyendo sobre la energía oscura y tienes otras diez pestañas de wikipedia (con temas muy diferentes pero que de alguna manera extraña terminaron conectados) abiertas en el navegador. “Pinches físicos locos”, maldices. Mira, ya terminó de descargarse tu película. Le picas al play.
¿Y el libro? Ya ni pedo, luego te regresas un capítulo entero para recordar y retomar el ritmo de lectura.
¿Distraído? Para nada. Nomás vives atento a todo.