De la virgencita de Guadalupe…
Desde las 0:00 hrs. del día de hoy, todo el día he estado escuchato el tronar de cuetes aquí y allá aún en barrios ajenos al mío al principio no entendía por qué hasta que alguien empezó a cantar “la guadalupaaaana, la guadalupaaana”… Y fue entonces cuando solté un DON’T MAME (como diría Don Polo).
No entiendo la afición de muchos mexicanos por echarle la culpa a seres divinos de sus desgracias diciendo: “Ya le puse su veladora a la Lupita, a ver si me echa una mano”. Ahí los ves todos jodidos: con ropa vieja, muriéndose de hambre, con el chingamadral de hijos llenos de mocos, etc… pero eso sí, comprando unas flores para la morenita del tepeyac o yéndose de rodillas a la villa, sin importar las heridas que luego tendrán que curarse con agüita sucia y unas vendoletas milveceslavadas y si de plano no sale la infección, entonces sí van con un SimiDoc porque no hay pa’más y porque confían ciegamente en que valdrá la pena.
Piden milagros muy cabrones. ¿Por qué en lugar de pedir conseguir un buen empleo, que curen a sus enfermitos, que se arreglen las cosas con su vieja-viejo o que sus hijos se encaminen al bien de nuevo; no piden que se les quite lo güevones?
También me parece increíble cómo es que en un pueblo con tanta fé, todos vivimos tan de la chingada y me surge otra duda: Si la fé mueve montañas, ¿Por qué carajos no puede mover tantito a la bola de culeros que nos manejan con las nalgas? Ok ok ok… pan y circo, pan y circo.
En conclusión:
MEXICANO, MEXICANA: No necesitas a la virgen, no necesitas a Dios, no necesitas un milagro… Necesitas despertar, empezar a trabajar, aspirar a más, dejar de coger sin condón y empezar a disfrutar de tu pendejismo de una manera no dañina al prójimo.