Manual del Buen Mentiroso

“Las mentiras, son nuestras mentiras; tus mentiras no son mis mentiras. Mis  mentiras son mi mundo; o sea, son tan verdaderas como mis verdades. Hay que ver que cuando la persona miente, es ella la que miente y la mentira forma parte de su mundo. Entonces, la mentira es respetable; de vez en cuando hay que mentir y hay que mentirse para darse animos. Eso se llama, ‘la mentira sagrada'”.
-Alejandro Jodorowsky

Les parecerá muy choteado, pero considero que el mentir es un arte hermoso que requiere mucha exactitud; ya que el más mínimo error podría hacer que todo lo pretendido se nos venga abajo. Y es que basta con pensar en lo que más entra en juego a la hora de mentir: la actuación. Un buen mentiroso, será sin duda un gran actor.

Antes de que sigas leyendo, tienes que asegurarte de que tienes lo primordialmente necesario para ser un buen mentiroso y eso es lo que yo llamo “inmunidad al sentimiento de culpa”. ¿Por qué es necesaria la inmunidad? Fácil, ¿de qué te sirve mentir si después te sentirás mal por haberlo hecho?…

¿Cómo saber si el sentimiento de culpa te hace los mandados? Te propongo que hagas alguna de las siguientes cosas: cómete el pan que alguien más apartó; escóndele su juguete favorito a un niño; róbale los lentes a tu abuelito(a); sal y patea un perro; dile a tu hermanito(a) que es adoptado; desconéctale el monitor del CPU al colega en el trabajo; róbate las plumas de todos los del salón; ponle cuernos a alguien en una foto; orínate en la calle; falta un día al trabajo nomás porque sí; sal a pistear sin dinero, para que los otros paguen; coquetéale a un(a) feo(a); recomienda este blog; etc… Tal vez mis ejemplos sean bastantes absurdos, pero no se me ocurren otros mejores; yo nomás me dí cuenta que la culpa no es lo mío, así, sin experimentos.

Si has descubierto que no puedes contra la culpa; no tiene caso que sigas leyendo.

Antes de soltar una mentira, debes de tomar SIEMPRE en cuenta lo siguiente:

  1. ¿Es realmente necesario mentir? (¿Qué tan grande sería tu problema si dices la verdad?) 
  2. ¿Qué tan alto es tu nivel de credibilidad?
  3. ¿Te importa el hecho de que tu mentira afectaría demasiado a la
    otra persona si descubre la verdad? (Este punto es importante, ya que
    si de todos modos pretendes mentir, debes de crear una mentira
    per-fec-ta)
  4. Nunca debes de mentir para chingar al prójimo.

¿Por qué?

  1. Tienes qué pensar en los beneficios que obtendrás. Si no es REALMENTE necesario, no lo hagas… por eso estamos como estamos.
  2. Si tu nivel de credibilidad es bajo o nulo, primero tendrás que aumentarlo… tomará más tiempo, pero es por tu bien.
  3. Si esa persona a la que le mientes te importa, tienes que ser
    bastante inteligente como para no ser descubierto; ya que si te cachan:
    te chingas tú y se chinga el otro. Si la persona es tu amig@: me das
    asco.
  4. Porque no y ya. Somos mentirosos, no maricones.

Una vez seguro de que es necesario mentir y de que puedes hacerlo, puedes aplicar lo que viene a continuación.

El mentir consta de una serie de puntos divididos en dos grupos: los esenciales y los complementarios. Aquí su descripción:

  • Esenciales: Son IMPRESCINDIBLES, ya que sin ellos la mentira está completamente destinada al fracaso. Es decir, se encargan de darle solidez a nuestra mentira para que la víctima crea lo que se le dice. Según la manera en que se ejecuten, la víctima se creerá la mentira al 100% o la creerá de manera titubeante; todo depende de la inteligencia con que se lleven a cabo.
  • Complementarios: Se utilizan como soporte. Sirven para eliminar la desconfianza que pueda tener la víctima (por culpa de la mala ejecución de los esenciales). Pueden ser descartados sólo si se han cumplido debidamente los puntos esenciales. Por otro lado; si se usan en conjunto con los esenciales, el mentiroso quedará como el ser más honesto sobre la faz de la tierra.

Es decir, los puntos esenciales deben ser cumplidos al pie de la letra y en caso de que se necesite una ayudadita; los complementarios entran de soporte (no siempre son necesarios).

ESENCIALES

  1. Pensar antes de hablar y analizar la magnitud de la mentira. Si lo que quieres conseguir es grande, la mentira tiene que ser más grande. Se vale de todo.
  2. NO fanfarronear ni abusar de la improvisación. Aún cuando mientes, tienes que ser tú; no puedes pretender ser lo que no eres. Olvídate de decir cosas estúpidas y NUNCA subestimes la inteligencia de la víctima.
  3. Ser realista. Parecido al punto anterior, pero no. Se trata de usar la imaginación, no de abusarla. Por más grande que vaya a ser la mentira, no puedes inventarte cosas fantásticas, serás detectado inmediatamente. Es decir, debes estar consciente de lo que eres y usar cosas verídicas para construir tu mentira.
  4. Usar la oratoria. Da detalles, habla mucho, muéstrate seguro en todo momento. Promete que darás pruebas de que dices la verdad, eso nunca falla. Usa gestos, actúa.
  5. PROHIBIDO titubear. Si te asustas, se acabó. No importa qué tan nervioso estés: queda prohibido hesitar, quedarte callado y tartamudear. Si vas a hesitar, quedarte callado o tartamudear: hazlo a propósito y sólo para darle mayor dramatismo a tu mentira (por ejemplo, cuando finges que estás declarando tu amor o te estás basando en un hecho fictiocio-doloroso).
  6. Controlar la mirada. Mira siempre a los ojos, no parpadees, no bajes la cara. Es cierto eso de “a ver, mírame y repítelo”.
  7. Confiar en la mentira. Muchos dicen que te la debes de creer, pero eso es un gran error. Si te crees tu mentira, pensarás que estás salvado y dejarás de ser cauteloso. Lo mejor es estar consciente todo el tiempo de que estás mintiendo, para que así consigas y busques más detalles que sustenten tus palabras. Para saber si tu mentira es confiable o no, tienes que decírtela y si te parece convincente, es buena. ¿Qué es preferible? Confiar en que tu avión no se caerá o creer que no se caerá.
  8. SIEMPRE estar ubicado. Debes estar consciente siempre sobre el lugar, tiempo y espacio de tu mentira. No puedes decir que estuviste aquí, estando allá… Es un error enorme.
  9. Estar atento. Es absolutamente necesario poner atención a la manera en que reacciona la otra persona ante tus palabras y tu forma de actuar. Según el nivel de reacción, corresponderá el nivel de actuación. Si la víctima reacciona de manera suave, aumentamos los detalles de la mentira o aplicamos alguno de los puntos complementarios. Es necesario, escuchar todo lo que te dicen para después usarlo en su contra.
  10. Recordar SIEMPRE tus mentiras. Este es el punto más importante de todos, ya que a causa de éste muchos son descubiertos. Al decir una mentira, tienes que pensar en las que has dicho y en las que dirás. NO puedes decir que te dio diarrea por comer mariscos, cuando anteriormente rechazaste una invitación diciendo que eras alérgico… ¿me explico? Puede que no te cachen al momento, pero más tarde sacarán conclusiones.

COMPLEMENTARIOS 

  1. Gesticulaciones y ademanes. Se dice que los mentirosos se
    ponen rígidos, por eso debes de mover las manos y tratar de actuar lo
    más natural posible. SIN sobreactuar.
  2. Hacer referencia a recuerdos existentes (reales o no). Aquí entran frases como: “es como aquella vez que…”; “¿te acuerdas cuando te dije que…?”; “ya sabemos que…”; etc…
  3. Ir un paso adelante. No esperes a que te digan “pero si eso es cierto, entonces… ¿?”, detecta tus pequeños errores antes que el otro se de cuenta.
  4. Negar en todo momento la verdad. Si no pudiste adelantarte a
    la víctima, lo mejor que puedes hacer es negar en todo momento que la
    otra persona tiene razón. No importa si ya te cacharon, niégalo. Y si
    de plano sigue de terca la otra persona, dices “está bien, mentí; pero
    esa no es la verdad…” y te inventas OTRA mentira. 
  5. Si la duda ofende, oféndete. Éste lo utilizaría como último recurso, sólo debe ser usado en caso de emergencias. Es como cuando las mujeres dicen “ash! pues si no me quieres creer, allá tú…”. Los hombres debemos decir “chale! pues ni pedo…”. Y acto seguido, debes retirarte de la escena del crimen.

Ejemplo absurdo, pero contundente:

Llegas tarde al salón y hay examen.

—¿Por qué llegaste tarde si sabes que hay examen?
[Inserte cara de cansancio con preocupación] Lo lamento mucho, pero juro por Dios que hoy no fue mi culpa, mi hermanito se puso enfermo; estuvo tose y tose ayer, lo llevé al doctor con mi mamá y pues llegué en la madrugada a mi casa. LA VERDAD es que me ganó un poquito el sueño, pero ya estoy aquí… Si no me cree, MAÑANA le traigo la receta.

Explicando. Con los esenciales:

  1. ¿Cómo pensar semejante respuesta en tan poco tiempo? Hay examen, vienes
    corriendo, llegaste sin aire al salón… Teóricamente, tu respuesta ya la tenías desde que sabes que vas a llegar tarde; pero si no, la piensas mientras
    tomas aire. De la magnitud: ¿qué es más importante que un examen? La familia.
  2. Todos saben que eres un güevón, por eso dices “hoy no fue mi culpa”. Y aceptas que te quedaste dormido (por güevón), pero por una causa de fuerza mayor. Haces más creíble tu visita al doctor al proponer llevar al día siguiente la receta -lo más probable es que no te la pidan y si te la piden, qué más da: ya hiciste el examen-.
  3. Se sabe que tienes un hermanito y que a cualquiera le puede dar un ataque de tos.
  4. Hay examen, tienes que actuar rápido. Por lo tanto, das una respuesta larga, la dices rápido y usas gestos. En fin, mareaste al profesor en menos de un minuto.
  5. Si hubieras dicho “ah… este… lo que pasa es que mi hermanito se enfermó”, adiós a tu oportunidad de hacer examen.
  6. Todo el tiempo miraste al profesor a los ojos, las veces que cambiaste de dirección la mirada fueron para checar el reloj y para tratar de convencer con la mirada a los ñoños del salón.
  7. Si te creyeras la mentira de un hermanito enfermo, te causaría conflicto y buscarías otra respuesta. Confías en que la enfermedad hipotética de tu hermanito te salvará y que él está a salvo como para comprarle un helado cuando regreses a casa.
  8. Si hubieras estado pistiando una noche anterior en un lugar donde alguien del salón pudo haberte visto, adiós examen. No es que toda la gente sea rajona, pero es mejor no arriesgarse.
  9. Si el profesor pareciera no creerte nada, necesitarías meter el nombre de la enfermedad (una existente, de preferencia).
  10. Si hubieras olvidado la vez que dijiste que tu hermanito tenía varicela y hubieras usado esa mentira esta vez. ¿Qué habría pasado?

Como ya se sabe, si se ejecutan bien los 10 puntos anteriores, no se necesitarían los complementarios. En caso de usarlos, sería algo así (explicaré los cinco puntos, aunque no es necesario usarlos todos):

  1.  La cara de cansancio-preocupación y el checar el reloj constantemente.
  2. Se usaría una frase del tipo “acuérdese que ya le había contado que mi hermanito es bastante enfermizo…”.
  3. Suponiendo que el profesor piense que seguramente “¿y por qué si está tan enfermo, no te quedaste con él?”. tú te adelantas y dices “La verdad es que sí estaba un poco grave, pero mi mamá me dijo que no me preocupara que ya la fiebre se le había quitado y que me viniera a la escuela”.
  4. Si el profesor dice “tus compañeros te vieron ayer tomando”… por más que sea cierto, dirás “no puede ser, yo estaba en el hospital”… una y otra vez, SIN titubear.
  5. Han llegado los testigos que te vieron pistiando… ¿Ahora qué? Sigues negando la verdad, te ofendes y dices: “Está bien… no me crean; mañana traeré mi comprobante”; das las gracias y te retiras ofendido (no tienes de otra más que conseguir el comprobante).

¿Qué hacer cuando nuestra mentira es completamente descubierta?
Nada, aceptar el error y aplicar correctamente los puntos aquí descritos para la próxima.

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Aclaro que no me considero un experto en la materia, por lo que probablemente se me escapó uno que otro punto; pero les garantizo que con los aquí mencionados —aplicándolos a la perfección—, sus mentiras serán absolutamente verdaderas. De igual manera, espero sus comentarios y que me digan si hay algún punto importante que haya omitido. Si tienen una mejor técnica, es bienvenida.

Asimismo, dejo claro que este manual es para mentir de manera importante (cuando es necesario). Si necesitas un manual para las mentiras pequeñas y piadosas: te compadezco. Y si quieres mentir para llamar la atención: no eres bienvenid@.

Pensaba poner más ejemplos, pero eso hubiera hecho este texto más extenso de lo que ya es. Por lo que he decidido publicar un post después con algunos ejemplos y aclaración de dudas.

En fin, espero no usen esto con malas intenciones. Si quieren consultar este manual en cualquier momento (y verlo con un formato más decente), aquí lo pueden descargar.

Próximamente: “No puedo/quiero decir la verdad, pero tampoco quiero mentir: ¿qué hago?”.

P.D.: El sexo no es una mala intención. Los quiero… mintiendo con estilo.