Souvenirs

Hoy, caminando sin saber adónde, me encontré una foto partida a la mitad. Y sí, las dos partes estaban no muy lejos una de otra. Las junté. Cumpliendo con el cliché, era la clásica fotografía de una pareja abrazada y sonriente con una gran rueda de la fortuna a sus espaldas. Ambos lucían realmente alegres y reflejaban esa emoción que parece única en todas las parejas durante sus primeras citas o cuando están celebrando algo. Tiré la foto.

Ahora pienso en quién de los dos habrá roto esa foto y cuánto tiempo habrá pasado desde que se tomó hasta que sus pleitos terminaron por destruir las ganas de mantener el recuerdo. ¿Él? ¿Ella? ¿Por qué? Quizá se leyeron mutuamente los mensajes del otro en el celular. Tal vez sólo fue un pleito de celos temporal por culpa de algún comentario indiscreto en cualquiera de sus muros del facebook o alguna situación similar. Tampoco descarto la posibilidad de que uno fuera incapaz de lidiar con la personalidad, vicios o costumbres del otro. ¿Y si alguno de los dos murió? ¿Qué tal si la foto es de algún acosador? Qué cosas. Igual y sólo terminaron mandándose a la verga amablemente por diferencias irreconciliables. ¿Y luego? (Cuando uno de los dos quiera recordar ese momento, ¿podrá?) Quiénsabe.

Más allá de quién haya roto la foto y por qué, siempre me han parecido emocionantes esos momentos en los que alguien decide mandar a la verga los souvenirs que le sobraron. Sí, todas las relaciones terminan, pero supongo que al final todos nos quedamos con algo de la otra persona. Libros, películas, canciones, frases o lo que sea (hasta todo junto) forman parte de ese repertorio; sin embargo, creo que no existe souvenir más peligroso que una fotografía. Por eso no me gusta ser retratado bajo ninguna circunstancia: sé que en algún momento esas fotos me recordarán una sonrisa/sentimiento/situación que no quiero repetir, momentos que quiero que mueran olvidados siendo únicos. (Desconfío de las sonrisas en cualquier fotografía, por ejemplo). Nunca he sentido la necesidad de fotografiarme junto a las personas que quiero para que otras personas vean lo mucho que nos queremos, me parece absurdo (aunque lo entiendo un poco). Siempre me he sentido mejor detrás del cuadro.

Podría parecer amargado, y lo soy. Pero no. Sé que todo se acaba y prefiero recordarlo sin ayuda. Y los souvenirs no los tiro, al contrario, guardo siempre su respectiva foto en mi memoria. (Que después esas fotos las archive en rutas desconocidas es otro pedo).

Por otra parte, hoy también me encontré frente a una pareja felizperopreocupada solicitando a la encargada una prueba de embarazo. Mientras eran atendidos, se la pasaban propagando su amor (y su mal gusto) a la beso-y-beso.

Vida, gracias por la ironía y los mensajes cruzados.